La leyenda de la Llorona



La Llorona es un espectro legendario que ha formado parte del folclore hispanoamericano. Una mujer ahogó a sus hijos, quien arrepentida y maldecida, vagaría en busca de sus niños todas las noches por ríos, pueblos y ciudades, asustando con su sobrecogedor llanto y alarido a quienes la ven u oyen. Su leyenda posee una gran diversidad de versiones, con generalidades y particularismos propios dependiendo de la región geográfica.

A pesar de lo anterior, el relato mágico y sobrenatural, emergido de múltiples orígenes, es constante y reconocible, con añadidos, texturizaciones e hibridaciones de muy diversos tipos.

Orígenes de la leyenda de la Llorona

Tan antigua como vieja cuyos orígenes remontan a los años prehispánicos. La leyenda comparte características similares presentes en las cosmogonías y creencias ancestrales de los pueblos autóctonos de América. Estos fueron transmitidos de forma oral de generación en generación, hallándose relatos comunes pero con diversas imágenes, emblemas y símbolos, lo que le da a la leyenda una rica diversidad cultural.

Las generalidades de la leyenda tomaron forma durante la época colonial. A través del tiempo, la leyenda de la Llorona se ha convertido en parte del imaginario colectivo de Hispanoamérica, trascendiendo fronteras y volviéndose parte de la identidad cultural, el folclor y la imaginería popular de muchos países. 

En la actualidad, la leyenda continúa siendo muy popular desde México hasta Chile, así como en los estados del sur de los Estados Unidos con mayor población de habla hispana, como Arizona, Texas y Nuevo México. En el caso particular de México, el personaje de la Llorona es signo de identidad nacional y Patrimonio Cultural Intangible de la Ciudad de México

¿Quién fue la Llorona?

Desde el México colonial y hasta ahora, la Llorona hace referencia a una leyenda que tiene como protagonista a una mujer de cabello largo que, vestida de blanco, aparece de noche, a veces en las encrucijadas de los caminos, llamando con desgarradores llantos y lamentos a sus hijos.

Como ya fue mencionado en los párrafos anteriores, la Llorona es, sin dudas, una de las leyendas con más fuerza en nuestro país. Se asocia más fuertemente con la cultura mexica, pues su aparición está relacionada con los presagios funestos anunciaron la llegada de los españoles al México antiguo.

México prehispánico

Sin embargo, La Llorona cuenta con paralelismos lejos del Valle de Anahuac, actual Valle de México. Cihuacóatl, la diosa a la que se asocia el mito en territorios nahuas, empezó a aparecer en el lago de Texcoco alrededor del año 1500. Los sacerdotes diestros en la astrología interpretaron su presencia como una premonición de los próximos sucesos que habrían de acontecer a los mexicas. La muerte, la guerra y la esclavitud, Moctezuma temía lo peor. Los mexicas subían siempre a lo alto del templo y podían ver hacia el oriente una figura blanca, con el pelo peinado de tal modo que parecía llevar en la frente dos pequeños cornezuelos, arrastrando o flotando una cauda de tela tan vaporosa que se ondulaba con el viento y con su desgarrador grito:

¡Ayyy mis hiiijooooooosss! ¿Dónde los llevaré para que escapen de tan funesto destino?

Los sacerdotes decían que Cihuacóatl había salido de las aguas y bajado de la montaña para prevenir de la suerte que correrían los mexicas. Ellos también interpretaron después de la conquista esta leyenda como una advertencia por la pronta destrucción del imperio mexica: aquella fantasmal aparición que llenaba de terror a las gentes de la gran Tenochtitlán era la misma Cihuacóatl anunciándole a Moctezuma de la destrucción del imperio.

Fragmento de “Visión de los vencidos. Relaciones indígenas de la conquista”, escrito por Miguel León Portilla.

Fray Bernardino de Sahagún también se refiere a esto en su “Historia General de la Historia de la Nueva España” (también llamada Códice Florentino), y es citado por Miguel León Portilla en “La visión de los vencidos”:

“Hombres extraños y más sabios y más antiguos que nosotros vendrán por el Oriente y sojuzgarán a tu pueblo y a ti mismo, y tú y los tuyos serán de muchos lloros y grandes penas y que tu raza desaparecerá devorada y nuestros dioses humillados por otros dioses más poderosos.

¿Dioses más poderosos que nuestro Dios Huitzilopochtli, y que el Gran Destructor Tezcatlipoca y que nuestros formidables dioses de la guerra y de la sangre? – preguntó Moctezuma bajando la cabeza con temor y humildad.

Así lo dicen las predicciones, por eso la Cihuacóatl vaga por el Anáhuac lanzando lloros y arrastrando penas, gritando para que oigan quienes sepan oír, las desdichas que han de llegar muy pronto al Imperio.”

Aquellos hombres de Oriente hacían referencia a los españoles dirigidos por Hernán Cortés, quién, como sabemos, sometió la gran Tenochtitlán. Y con la caída de todos los pueblos, sufrieron las atrocidades de los invasores. Epidemias, hombres asesinados, mujeres violadas, y sus dioses olvidados… a excepción de Cihuacóatl, o La llorona.

De esta forma empieza la leyenda. Se dice que al campanazo de las doce, una mujer vestida de blanco y con la faz cubierta por un velo ligerísimo se aproxima por el oeste. Va de una calle a otra. Unos dicen que flota; otros, que no tiene rostro. Lo único que se escucha es el quejido de “¡Ay, mis hijos!”.

Pero también existen deidades mayas, zapotecas y purépechas con características muy similares a la Cihuacóatl. El mejor ejemplo de esto es la Xtabay, un espíritu femenino que acecha a los hombres en los caminos de la península de Yucatán y que tiene raíces en el panteón de los dioses mayas.

Hay que tener en cuenta que aunque personajes como Xtabay tienen raíces en la cosmogonía de las antiguas culturas mesoamericanas, la conversión de la Llorona a leyenda popular no se dio sino hasta la época colonial.

México colonial

Durante la época de la Nueva España, la leyenda de la Llorona sufrió transformaciones. Dando su origen en el México de mediados del siglo XVI y debido al temor a la herejía, no se le podía identificar directamente con las diosas prehispánicas la Llorona; por lo que su descripción y las características de la leyenda fueron cambiando para adaptarse a los nuevos estándares de los colonos, aunque conservó su esencia indígena. 

Muchos cronistas de la época relatan la historia de una mujer que recorría las calles de la ciudad al caer la noche, siempre vestida de blanco, con un velo cubriéndose el rostro, el cabello largo y negro, el grito desgarrador de ¡Ay mis hijos! y su relación con el agua.

Su andar era marcado por los lastimosos gritos que lanzaba al aire buscando a sus hijos. La Llorona peregrinaba cada noche por calles distintas, pero cuentan que sus andares la encaminaban invariablemente a cruzar la Plaza Mayor —el actual Zócalo de la Ciudad de México— con rumbo al oriente de la ciudad. Más allá de la plaza era donde la fantasmal figura se perdía al hundirse en las hendiduras del lago que aún se extendían por la zona central de la ciudad en aquellos tiempos.

México Novohispano

La leyenda fue identificada con la historia de la Malinche, personaje clave durante la Conquista de México. Para los colonos, la Llorona era el fantasma de la Malinche que volvía arrepentida para llorar su desgracia y su traición a su pueblo indígena. Esta visión negativa de la historia de la Malinche y su relación con Hernán Cortés es parte de la leyenda negra de estos personajes. 

Sin embargo, aunque existen versiones tanto populares como literarias que asocian la leyenda de la Llorona con la Malinche. Para algunos investigadores, ambos personajes son opuestos absolutos, debido principalmente a la realidad histórica (Malinche no mató a sus hijos), y también a su simbolismo, pues el estatus de esclava sexual de Hernán Cortés creó la base del dominio colonial al crear lazos entre indígenas y españoles. La leyenda de la Llorona más bien destruye esta base al ahogar a sus hijos mestizos.

La leyenda de la Llorona en el mundo

En párrafos anteriores, se menciona que la leyenda abarca desde los estados del sur de los Estados Unidos hasta Chile. Incluso en México la misma leyenda ha sido modificada dándole orígenes distintos.

¿Y en el resto del mundo?

Venezuela

En Venezuela cuentan con una figura similar, aunque a esta se le conoce por el nombre de “La Sayona”. Esta leyenda se ubica también durante la época de La Colonia y narra la historia de Casilda, quien se destacaba en la zona por su elegante apariencia, enmarcada por una gran estatura y una bella, larga cabellera negra que caía sobre su espalda.

Chile

Otro de los países que cuenta con su propia tradición en torno a esta figura es Chile. Esta obtiene su nombre de “cullen” que significa lágrima y “pu”, un indicador de cantidad plural. La Pucullén comparte algunos de los elementos tradicionales de La Llorona, como su apariencia fantasmal, la túnica blanca y el largo cabello negro, además del característico llanto de plañidera.

En estas versiones de La Llorona se dice que solo puede ser vista por las personas que están cercanas a su muerte y los animales, como los perros que poseen unos sentidos más agudos y quienes producen unos terribles aullidos cuando perciben su presencia.

Ecuador

Entre los campesinos de Ecuador, existen otras versiones de La Llorona que narran una historia similar a la mexicana. En ellas, al igual que en las nuestras, la protagonista es una mujer que, al ser abandonada por su esposo, ahoga a su bebé en el río, para luego arrepentirse y lanzarse a buscarlo bajo el río. Tan solo unos minutos después de esto, ella recuperó la cordura y fue hasta el río en busca de su bebé. Pasados varios días encontró al pequeño, pero este había muerto y le faltaba el dedo meñique. Ante esto, la mujer se suicidó y desde entonces su espíritu se encuentra en pena y le corta el dedo meñique a quien la encuentre para vengar a su hijo.

El Salvador

El Salvador también cuenta con sus propias versiones de La Llorona y sus detalles son quizá los más terroríficos de todos. Las personas más grandes son quienes han preservado esta leyenda a través de la tradición oral. Tales versiones de La Llorona afirman que el alma de quien la mire y vaya tras ella, se quedará vagando durante toda la eternidad. Quienes la escuchan afirman sentir escalofríos que recorren todo su cuerpo, particularmente la espalda, algunos incluso dicen que pueden sentir el respirar de alguien que se encuentra a sus espaldas. Pero si alguien se atreve a voltear, esta aparecerá de pronto a su lado y se llevará su alma a un lugar desconocido.

La leyenda en la actualidad

Además de las leyendas tradicionales de este personaje, las versiones de La Llorona continúan multiplicándose con una variedad de adaptaciones que van desde la popular canción oaxaqueña escrita en 1940 por el poeta Andrés Henestrosa e inmortalizada por Chavela Vargas, hasta la más reciente adición al universo de El Conjuro, La Maldición de la Llorona. De hecho, esta leyenda ha llegado en más de una ocasión a la pantalla grande. Así, las versiones de La Llorona son reinterpretadas y la historia continúa en el imaginario colectivo.

¿Aún escuchas el lamento?

Existe gente que aún jura que escuchó la Llorona. Entre más cerca se escucha, más lejos se encuentra; pero entre más lejos se escucha, más cerca se encuentra y, ahí es cuando más cuidado debes tener. ¡Cuéntame! ¿Dónde la escuchaste? ¿Qué sentiste? ¿La escuchaste cerca o lejos de tu ubicación?

Fuente

Llorona

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chilango - La aterradora leyenda de La Llorona



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