La escalofriante leyenda del Charro Negro

 la leyenda del charro negro

El Charro Negro es un espectro del folclor mexicano. La leyenda es una historia poco conocida en la ciudad, pues este relato se escucha sobretodo en algunos poblados de la República Mexicana.

Existen varias versiones de la leyenda del Charro Negro. En lo que único que coinciden dichas variantes es que se trata de un hombre galante, alto y muy apuesto. Este hombre lucía un hermoso traje de charro negro con unas elegantes botas negras y unas espuelas de oro siempre montado a caballo.

Origen Wixárica de la leyenda

Según algunos, la escalofriante leyenda del Charro Negro surge entre el sincretismo en el año 1920 entre creencias indígenas y europeas. El Charro Negro representa el lado oscuro del alma humana, una historia que advierte sobre la cegadora codicia. Este personaje fue transmutado en deidades oscuras por etnias como la Wixárika

Dentro de las deidades Huicholes, que se vinculan con una parte oscura son definidos como "Vecinos" o "Mestizos", el que más resalta dentro de estas deidades es el dios Tamatsi Teiwari Yuawi, que en español es llamado "Nuestro Hermano Mayor el Mestizo Azul Oscuro". El resultado del encuentro de estas dos culturas, también une dos religiones; la mesoamericana (específicamente la Huichol) y de España. El resultado será una cultura popular Mestiza, que crea una figura del folclore iberoamericano, es decir el "Charro Negro".

La convivencia entre la cultura indígena y mestiza resultó en conflictos económicos, en donde se adueñaron de tierras para usarlas en beneficio propio, del comercio, etc. Según los registros sociológicos, el dios "Mestizo Azul", dentro de la cultura indígena, específicamente dentro de la cultura Huichol, representa el estereotipo del colonizador que llega a amenazar su cultura. Este dios "Mestizo Azul" es más poderoso que los mismos dioses Huicholes, sin embargo, es déspota, cobrador y no conoce el perdón.

Perspectiva mixteca

Se cuenta que el "patrón del lugar" habita en la cima del monte. Es el cuidador de la comarca, este individuo no tiene aspectos indígenas, al contrario, se habla de características de un hombre blanco, alto y montado a caballo. 

Los Mixtecos hablan de lo peligroso que puede ser encontrarlo, por eso se tiene la creencia de cargar ajo, para lograr ahuyentarlo. Este "señor del cerro" castiga a los que causan destrozos en los bosques, custodia los tesoros y castiga a quienes cometen avaricia. Tal es la importancia del "Señor del Cerro" que los indígenas pedían permiso con ofrendas para poder obtener el permiso de trabajar en sus tierras. Las ofrendas constaban de cigarro, mezcal y comida.

Se tiene registrada una anécdota, en la Sierra del Norte de Puebla. Aquí los indígenas cesaron de trabajar en una carretera, ya que no se había solicitado el permiso del "señor del cerro".

San Martín de Caballero

Este santo es conocido por ser a quien se le pide dinero con la frase "San Martín de Caballero, dame tantito dinero" mientras se le ofrece alfalfa a su caballo. Mientras que en la cultura Mazatecos se convierte en un ser nocturno, en donde explican que no se trata de un santo. Se le conoce como el dueño de las tierras y de los montes. Sus características son de colonizadores, es de tez blanca y saluda en castellano. 

Algunas noches baja para visitar a sus animales y vigilar los tesoros enterrados. Los que desean obtener dinero de este ser, deben de ir en estado de indulgencia (abstinencia sexual) y llegan ofreciendo cacao o un guajolote. San Martín de Caballero, les da instrucciones, en las que se incluye, llevarse su caballo de la cola hasta la casa del solicitante y no decir nada en cuatro años. Si esta promesa se llega a romper entonces queda condenada el alma del solicitante, muere al instante y San Martín de Caballero toma su cuerpo y alma para llevarlos a trabajar con él.

¿Cómo dice la leyenda del Charro Negro?

México Desconocido compartió una versión de la leyenda que dice: 

El inicio de la maldición

El Charro provenía de una familia humilde. Sus padres, aunque lo amaban, nunca pudieron cumplirle sus caprichos. Al Charro siempre le gustó ir bien vestido, a veces incluso, no comía durante días para ahorrarse unos pesos y con lo juntado, poder completar para un buen sombrero. Sin embargo, estaba cansado de su inagotable pobreza. Por más que trabajaba, el dinero nunca le alcanzaba y tenía que andar todo el día con las manos llenas de tierra. 

Tiempo después, murieron sus padres. Al quedar solo, la miseria del Charro aumentó considerablemente por lo que tomó una decisión que cambiaría su vida: invocar al diablo para pedirle riqueza. No se sabe cómo lo consiguió, pero finalmente, Lucifer se apareció. Aquella entidad supo leer los ojos y el espíritu del hombre que lo había llamado, así que de inmediato le ofreció cantidades de dinero que ni siquiera en dos vidas podría gastar. Lo único que pedía a cambio, era su alma.

El Charro, en ese entonces era altivo y valiente así que la Estrella de la Mañana no había logrado asustarlo y aceptó. Pasó el tiempo y poco a poco la juventud del Charro comenzó a despedirse. De repente, se dio cuenta de que estaba cansado de gastar sus riquezas en mujeres, apuestas, vino y costosos trajes. A la par, la sensación de soledad le oprimía el pecho y apenas lo dejaba respirar. Nadie lo quería por lo que era sino por las riquezas que poseía.

El cobro de la deuda

El Charro ya se había olvidado de aquel trato que lo maldijo. Por eso, cuando se le apareció el diablo para recordarle que la hora del cobro estaba cerca, se asustó como nunca. El terror invadió a nuestro protagonista hasta el último rincón de sus entrañas. Recordó su deuda y, por cobardía, comenzó a ocultarse. Mandó al personal de su hacienda a poner cruces por toda su propiedad y a construir una pequeña capilla.

No obstante, el recuerdo de la deuda pendiente no lo dejaba dormir ni disfrutar de los pocos meses que le quedaban de vida. Así que, en un arranque de miedo tomó a su mejor caballo junto con una bolsa que contenía unas cuantas monedas de oro que no se había gastado. Emprendió el viaje durante la noche, para que nadie lo viera huir. Sin embargo, el diablo se dio cuenta de que el Charro faltaría a su palabra así que volvió a aparecer frente al jinete y su caballo pero esta vez, con el fin de llevárselo.

—Iba a esperar a que murieras para cobrar la deuda que tienes conmigo, pero, como te ocultas cobardemente, te llevaré ahora —dijo el diablo.

El Charro no tuvo tiempo de responder. Cuando se dio cuenta, su caballo, encabritado, trató de patear al demonio pero era tarde, los brazos de su amo habían comenzado a secarse y su carne a desaparecer. Solo le quedaba el ajuar de Charro encima de los huesos blanquecinos. El diablo volvió a hablar:

—Veo que tu bestia te es fiel, por eso ha de ser maldita igual que tú y condenada a acompañarte a tu viaje hacia el infierno. Aunque, de vez en cuando, quiero que hagas algo por mí, cobrarle a mis deudores. Si haces bien tu trabajo, dejaré que el hombre que acepte esa bolsa con monedas de oro que traes, tome tu lugar.

Desenlace

Desde entonces, aquel hombre fue condenado a sufrir incontables tormentos en el infierno y a salir de ahí solo para cobrar a quienes tienen deudas pendientes con Lucifer. Esto con la esperanza de que una noche, algún viajero, traicionado por su avaricia, tome su lugar. Solo así, el Charro Negro y su caballo podrán descansar en paz.

La leyenda del galante Charro Negro

Otra versión, que el Fonógrafo compartió dice:

Cuenta la leyenda que una bella chica de nombre Adela, vivía en un pequeño poblado, y su madre constantemente la reprendía por lo coqueta que llegaba a ser con los hombres.

Adela, al no estudiar ni trabajar, aprovechaba sus tiempos libres para andar de cita rompiendo corazones, por ese motivo muchas personas no la veían con buenos ojos.

Una noche, la bella campesina se quedó de ver con uno de sus tantos pretendientes, pero en el camino, de repente a lo lejos vio el andar de un caballo con un charro montado que caminaba hacia ella.

Al llegar, el caballo se postró a su lado y la chica quedó deslumbrada, pues el charro que lo montaba era muy apuesto y lucía un hermoso traje de charro negro con unas elegantes botas negras y unas espuelas de oro. El guapo hombre de inmediato invitó a la bella doncella a subir a su caballo y ella no se pudo resistir, incluso olvidó la cita que ya tenía pactada.

En cuanto se subió, el jinete tomó su camino rápidamente y unas llamas los envolvieron, Adela gritaba fuertemente para tratar de descender pero no tuvo éxito. Solo algunas personas lograron ver lo que estaba sucediendo.

Aquel hombre era nada más y nada menos que el mismísimo Diablo, que vino por una bella dama para llevarla con él al infierno. Nunca más se supo nada de Adela y para muchas personas, ella solo se había ido con uno de sus tantos pretendientes para no regresar jamás.

El Charro Negro en la cultura popular

No existen muchas inspiraciones sobre este ente maligno. No obstante, ha aparecido en la literatura dentro del cuento Macario, del cual se utilizó e inspiró para crear una película con el mismo nombre. 

En 2018, se estreno la película animada La Leyenda del Charro Negro, creado por Anima estudios, basado en la leyenda, donde figura como antagonista principal de la película, como de la franquicia en general.

Como mencioné al inicio, esta es una historia poco conocida en la ciudad y más temida por los pueblos rurales; sin embargo, no te confíes, que el Charro Negro le encanta atormentar a los solitarios de la noche. ¿Será que caerás en la tentación de su oferta? Quisiera saber si has visto al Charro o escuchado historias de encuentros con este espectro.

Fuente

Charro Negro (leyenda)

La leyenda del Charro Negro por México Desconocido

El Charro Negro, la leyenda más contada en los pequeños pueblos de México

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